Los años setenta y ochenta dos décadas de grandes cambios políticos, culturales, económicos y tecnológicos. No solo se luchaba contra el sistema, contra el gobierno, también existía un “enemigo” contra el que combatir, las grandes empresas como IBM, Hewlett-Packard, AT&T o Xerox. La tecnología y la informática eran un terreno exclusivo de las grandes universidades y corporaciones, un coto poco creativo e innovador. Nadie creía que la informática llegara a todos los hogares y formara parte de la vida de las personas. Los ordenadores seguían perteneciendo al sector profesional.
En 1975 la empresa Micro Instrumentation and Telemetry Systems (MITS) lanzó al mercado el Altair 8800 un ordenador sin pantalla, teclado y ratón en el que los aficionados debían instalar los componentes. Tal fue la cantidad de unidades vendidas que decidieron presentar una versión totalmente ensamblada. Este equipo sedujo a los amantes de la tecnología hasta el punto de que el 5 de marzo de 1975 treinta jóvenes crearon en un garaje de Menlo Park, condado de San Mateo, California, el Homebrew Computer Club o “Club Casero Informático”. Entre ellos se encontraba el cofundador de Apple Steve Wozniak. Se estaba formando la contracultura de los piratas informáticos con el objetivo de explorar los nuevos avances tecnológicos y llevarlos a todo el público. En el club, recordando al de los estudiantes del MIT, se reunían cada quince días para compartir información, resolver dudas y experimentar con diseños que ellos mismos creaban. No había secretos, toda información se intercambiaba de forma altruista. Lo peculiar de este club es que no formaban parte grandes ingenieros ya que las empresas de tecnología incluían una clausula en los contratos en la que establecía que cada trabajador debía informar a la empresa de todo trabajo o descubrimiento que realizase y pedir permiso para llevarlo a cabo.
Los nuevos hackers tenían plena libertad para crear sus propios ordenadores personales al margen de las grandes corporaciones. Cuando uno construía un equipo, lo llevaba al club para ser desmontado y analizado pieza por pieza entre todos. La total experimentación tecnológica les llevó a grandes avances. Quizás fueron la segunda generación de pioneros que dieron el impulso definitivo al verdadero significado de la palabra hacker.
Steve Wozniak fue quien más destacó al ser capaz de hacer cosas que en el ámbito profesional no hacían, creando componentes electrónicos y programas informáticos por el puro placer de experimentar. El resultado fue el diseño del primer ordenador personal completo, el Apple I. En cierto sentido, la empresa Apple nació gracias al movimiento phreakers y al “Club Casero Informático” quienes les aportaron ese espíritu de rebeldía.
Curiosamente, aquel espíritu rebelde se encontró con algunos detractores que estaban en contra de compartir información y material para perfeccionar el mundo de la informática. Uno de ellos fue Bill Gates quien escribió una carta al club diciendo que sus miembros se limitaban a robar el trabajo de otros al apropiarse de programas informáticos que no eran suyos. De aquí surgió el enfrentamiento entre software libre y el de licencia que aún en nuestros días existe.
Debido al intrusismo del mundo empresarial en los jóvenes hackers, era necesario mantener el secreto de los nuevos trabajos e investigaciones a fin de evitar que los competidores se adelantaran. Esto llevó a que en 1986 desapareciera el club y sus miembros comenzaran a crear empresas de informática. Lo que comenzó siendo una idea romántica de experimentar y crear por el puro placer de cambiar el mundo a través de la tecnología terminó convirtiéndose en un negocio para la mayoría.
El hacker que abrió el camino a Microsoft y Apple
Con la aparición de Microsoft y Apple todo cambió. Sin embargo, no hay que olvidar que estas se fundaron gracias a la genialidad de otro hacker cuyo trabajo no fue valorado lo suficiente. Comenzó una carrera de robo de ideas para llegar a lo más alto del universo informático.
El ingeniero que creó el hipertexto, la interfaz gráfica basada en ventanas, los ordenadores en red y el ratón fue Douglas Carl Engelbart. Al término de la II Guerra Mundial, Engelbart renunció a su trabajo como ingeniero y decidió investigar la forma de usar los ordenadores para mejorar la sociedad. Entró en Stanford Research Institute como investigador y creando su propio laboratorio.
Desde Stanford y la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados (ARPA), desarrolló el primer sistema en línea, una interfaz basada en ventanas múltiples, software multiusuario y fue uno de los inventores del ratón. Sus ideas revolucionarias y radicales le llevaron a perder fondos para sus investigaciones. El laboratorio se cerró y su equipo fue acogido por el centro de investigación de la empresa Xerox Corporation.
Xerox decidió en 1970 crear un laboratorio de investigación en Palo Alto, California, llamado Xerox PARC. Los proyectos de Douglas Carl Engelbart continuaron desarrollándose allí sin mucho éxito. En 1979 Steve Jobs tuvo la oportunidad de visitar el laboratorio y descubrir un ordenador con ratón, pantalla y conectado a una red: Ethernet. Jobs vio la oportunidad de crear un sistema operativo para su equipo Apple II.
El problema surge con Microsoft. Desde que Paul Allen y Bill Gates la fundaran en 1975, el sistema operativo que vendían a IBM y demás fabricantes de ordenadores era el MS-DOS. También implementó aplicaciones para Apple. En cierta ocasión, hablando Bill Gates con uno de los ingenieros de Apple, descubrió la interfaz gráfica del futuro Apple II y el ratón. Inmediatamente supo Gates que aquello era lo que buscaba, el sistema operativo perfecto. Así que, al igual que hizo Jobs con Xerox, Bill Gates hizo lo mismo con Apple copiando la idea y creando Windows.