Históricamente se ha hablado de archivo tanto el soporte
como el lugar donde guardan los datos personales. Según la Real Academia
Española podemos definirlo como:
a) Conjunto ordenado de documentos que una persona, una
sociedad, una institución, etc., producen en el ejercicio de sus funciones o
actividades.
b) Lugar donde se custodian uno o varios archivos.
c) Informática: conjunto de datos almacenados en la memoria
de una computadora u otro dispositivo electrónico, que puede manejarse con una
instrucción única.
Antes de la era digital y hasta la llegada de los primeros
ordenadores con capacidad de almacenamiento, se utilizaba el soporte papel
tanto para guardar información como para describir, indexar, clasificar e
interpretar la misma. La disciplina que se encarga de su estudio teórico y
práctico se denomina archivística.
La imagen de archivo en sus dos primeras concepciones suele
ser la de fichas de cartón con números de referencia, títulos, anotaciones,
etc.; libros de visita o contables con tablas de filas y columnas impresas; o carpetas
que contienen todo tipo de documentos.
Evolución de
los soportes de almacenamiento
En 1971 aparece el primer soporte físico de almacenamiento, los
disquetes, que permitiría consultar
datos directamente, sin necesidad de leer toda la información como en el caso
de las cintas magnéticas. IBM fue la primera empresa en fabricarlos y tenían
diferente formato y capacidad. Desde los disquetes de 8 pulgadas con 150 Kb de
capacidad hasta los de 3 ½ pulgadas con 200 Mb de capacidad. A su vez,
surgieron discos duros integrados en los ordenadores que estaban compuestos por
varios discos denominados platos. De esta forma la capacidad de almacenamiento
era superior al disquete.
En la década de los ochenta nacen los discos ópticos que
usan rayos láser en vez de imanes como era el caso de los disquetes. Al igual
que en el caso anterior, se crearon diversos formatos: CD (CD-ROM, CD-R, CD-RW), DVD
y Blu-ray.
De nuevo IBM saca al mercado un nuevo dispositivo de
almacenamiento en el año 2000: lápiz de memoria, dedo, lápiz USB, memoria
externa, pen drive, memocápsula, mnemocápsula, memorín o "pendrive".
Con este dispositivo nació un nuevo soporte denominado Memoria flash que ya no utiliza la tecnología de imanes o láser
sino la de impulsos eléctricos. Como ejemplo encontramos tarjetas miniSD, microSD,
MultiMediaCard, Memory Stick, CompactFlash, Microdrive, etc. Su tamaño es
pequeño y su capacidad cada vez mayor.
A partir del 2007 surge un nuevo sistema de almacenamiento
que permite acceder a la información desde cualquier ordenador o dispositivo
sin necesidad de llevarlo físicamente o tenerlo instalado. Se trata de una red
de computadoras gestionadas por grandes centros de procesamiento de datos
denominado almacenamiento en la nube
o Cloud. La capacidad va
incrementándose exponencialmente y se puede acceder a través de servicios
gratuitos o de pago. Los más conocidos son Dropbox, Google Drive, Onedrive,
iCloud y Amazon Web Services.
Dispositivos de
gestión
Con la llegada de los ordenadores personales entre las
décadas de los setenta y ochenta de la mano de IBM y Apple, principalmente, el
formato digital es una opción más eficaz que la física. Las salas o
habitaciones llenas de estanterías con archivadores van siendo reemplazadas por
los nuevos equipos.
En 1992 Apple da un nuevo giro y crea un ordenador de
bolsillo conocido como Apple Newton.
Del tamaño de una calculadora, tenía una pantalla táctil, reconocimiento de
escritura y una interfaz gráfica. Aunque supuso un fracaso por no estar
totalmente desarrollada, abrió la puerta primero a los llamados PDA (Personal Digital Assistant) y posteriormente a los Smartphone o teléfonos inteligentes.
A medio camino entre los ordenadores personales y las PDA
van surgiendo todo tipo de dispositivos de almacenamiento y gestión de la
información. Es a partir del año 2000 cuando se popularizan los ordenadores portátiles ya existentes
una década antes, tras implantarse el sistema operativo Windows 95, las Tabletas (Tablet), libros electrónicos
o los relojes inteligentes (smartwatch).
La extensa red
de archivos con nuestros datos personales
Tras este breve
recorrido podemos hacernos una idea de la extensa red de archivos que contienen
datos personales nuestros. Y como tal ha de entenderse tanto el conjunto de
documentos como los lugares físicos y virtuales donde se almacenan.
Desde que nacemos nuestro nombre figura en la administración
(en el caso de España es el Registro Civil) y en parroquias para todas aquellas
personas que fueron bautizadas. En algunos casos están en formato papel y en
otros, a partir del cambio a las nuevas tecnologías, en soporte digital.
Con la llegada de la mayoría de edad nuevamente figuran
nuestros datos en la administración asignándonos un número personal para toda
la vida: DNI.
A partir de ahí, todos los servicios que contratamos o
productos que obtenemos, van creando nuevos datos personales que se almacenan y
tratan en empresas, asociaciones, sindicatos, colegios profesionales,
administraciones públicas, entidades financieras, etc.
El empleo de dispositivos móviles y equipos informáticos
también crean huellas digitales para formar perfiles personales que puedan
identificarnos. Ya no es necesario nuestro nombre o DNI: los hábitos, la forma
de navegar por internet, la interacción en Redes Sociales, la forma de teclear
letras y números, los productos y servicios que contratamos e incluso la forma
de expresarnos sirven para crear una especie de retrato robot personal.
A pesar de los avances en los soportes de almacenamiento y
los equipos informáticos, aunque las empresas o instituciones desaparezcan,
siempre cabe la posibilidad de existir un documento olvidado o perdido con
datos personales. Bien sea en un libro de registro, un viejo ordenador,
disquetes que en su momento no se destruyeron, etc.
El ejemplo más ilustrativo puede ser aquel teléfono móvil
donde solo se almacenaban números de teléfono, nombres, SMS y listado de
llamadas. De aquellos antiguos, con teclado físico y pantalla pequeña, que
sigue en algún cajón recóndito o en su día se entregaron en la tienda de
telefonía para renovar por otro nuevo, ¿en cuántos se borraron los contactos,
los SMS y el listado de llamadas? Si la pregunta la trasladamos a los primeros
teléfonos inteligentes o Smartphone, la respuesta es más inquietante.
El futuro que
nos aguarda
Nuestros datos personales se han convertido en un producto
muy cotizado. Anteriormente hablamos de los Data brokers o Corredores de datos,
empresas que se limitan a comprar datos masivos para analizarlos y crear nuevos
paquetes de información que venden a terceros. Es un negocio que mueve muchos
millones de euros en todo el mundo. Incluso los Servicios Secretos de la mayoría de los países tienen
políticas de recopilación, almacenamiento y tratamiento de datos personales. Un
claro ejemplo fue el escándalo de los programas de vigilancia masiva PRISM y XKeyscore
que llevó a cabo el gobierno de Estados Unidos y destapado en 2013 por Edward
Snowden, antiguo empleado de la CIA y NSA.
Es inevitable un dominio total de nuestros datos personales
a pesar de las leyes europeas y los convenios internacionales. El control de
flujo de información va a un ritmo inferior al de la tecnología, sobre todo con
el desarrollo de la Inteligencia Artificial.
A pesar de todo, una utilización moderada de nuestros datos
personales en Redes Sociales, el empleo de herramientas de control y seguridad
en los dispositivos móviles o equipos informáticos y el sentido común a la hora
de proporcionar información en la utilización de aplicaciones o al contratar
determinados servicios, puede ayudar a preservar nuestra intimidad.